Cotopaxi es la segunda provincia donde las mujeres ganan menor salario que los hombres
ECUADOR (I) | En el país no hay provincia ni actividad económica en donde las mujeres ganen igual salario que los hombres. Las ecuatorianas ganan, en promedio, USD 74 por debajo de lo que perciben sus compañeros de trabajo; es decir, un 25% menos, según datos a diciembre del año pasado del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Por: Diana Serrano
Tomado de Diario EL COMERCIO (I)
Quito (Pichincha). Este porcentaje es superior en tres puntos a la media global, según un estudio del 2017 de Naciones Unidas (ONU).
A escala nacional, Galápagos es la provincia más inequitativa en términos salariales, seguida de Cotopaxi y Azuay.
Marcia trabajó durante cuatro años en una compañía en Galápagos. Ella es guía turística, pero ocupaba un cargo administrativo. Los trabajos de campo, que eran mejor remunerados, estaban reservados para sus colegas varones.
En las provincias que concentran la mayor cantidad de población económicamente activa las diferencias salariales se han venido reduciendo en los últimos 10 años.
Por ejemplo, en el 2007 una ecuatoriana que laboraba en Pichincha percibía USD 188 por debajo de la remuneración de un compañero de trabajo.
El año pasado la diferencia se redujo a USD 72. La preparación académica tampoco es garantía de igualdad. Según el INEC, una mujer con educación superior gana 28% menos que un colega con igual formación. El mercado laboral es más complejo para la mujer en actividades que requieren de formación técnica, ya que estas tareas se relacionan mayormente con hombres. Katerine es una joven de 28 años que estudió Ingeniería Eléctrica, pero su compañero de trabajo, sin instrucción formal, percibe el doble de salario que ella.
Transparentar la información sobre las remuneraciones dentro de una organización es una política de talento humano que puede abonar en la reducción de las brechas. Lo cree Liliana, quién trabaja en el sector público.
La Ley de Transparencia obliga a las entidades estatales a publicar los salarios y cargos de sus trabajadores, con lo cual se puede constatar si hay desigualdad salarial. En el sector privado no existe esta obligatoriedad.
Después de ocho años de trabajar en el mismo cargo, Estefanía, comunicadora organizacional, se enteró, en un diálogo con su compañero de trabajo, que él percibe una mayor remuneración, pese a que desempeña iguales funciones. Ella pidió un aumento, pero le dijeron que no había presupuesto.
Para Carlos Loaiza, socio de PWC Ecuador, el machismo es la principal causa de la desigualdad. Eso se refleja en la tasa de empleo adecuado a diciembre del 2017, que para los hombres fue de 17 puntos porcentuales más que de las mujeres, según el INEC.
Otros factores que explican este problema, según la ONU, es que aún se relaciona a la mujer con las tareas del hogar, tiene menor participación en el mercado laboral y está menos representada en los cargos más altos de las empresas.
El 2017 solo el 5% de mujeres eran presidentas de las empresas, de acuerdo con un estudio de Deloitte Consulting.
Pero consultores y empresas reconocen que en el país existen esfuerzos que han permitido reducir la desigualdad salarial en la última década. Un 35% de compañías ecuatorianas trabajan hoy en políticas de género, que incluye garantizar un salario equitativo, según la organización Women for Women.
En la petrolera Schlumberger los sueldos de los empleados están ligados a la función que cumplen, independientemente de su género. El objetivo de equidad es que esta empresa cuente en el 2020 con 25 mujeres por cada 75 hombres.
Yanbal se rige bajo el principio “Equidad para todos”, que es aplicado en todas las actividades laborales y principalmente en el pago de salarios a los empleados.
María Emilia Vejar, coordinadora de Ventas de esta empresa, señala que el sueldo que recibe está acorde con sus conocimientos, preparación y experiencia. Ella trabaja tres años en la compañía y por las políticas institucionales sabe que gana la misma remuneración que quienes cumplen con similares funciones.
Banco del Pichincha lleva a cabo el programa Inteligencia de Género, el cual persigue la integración la igualdad de oportunidades.
Daniela trabaja como analista de crédito de esta entidad desde el 2013. Aunque no existe una comunicación oficial de montos de remuneración, ella sabe por sus amigos que recibe el mismo sueldo.
“Los incentivos y comisiones se ganan por mérito propio”, afirma. Banco Internacional tiene políticas de desarrollo para evitar la discriminación. Los descriptivos de cargos, sueldos y procesos de selección están claramente definidos por las competencias del puesto, sin distinguir el género.
En esta entidad financiera, el 51% de la nómina corresponde a mujeres y 49%, a hombres.
Además de la equiparación de sueldos, las empresas deben propiciar otro tipo de incentivos no económicos como flexibilidad de horarios y capacitaciones, que permitan el desarrollo de hombres y mujeres, señala la experta en Recursos Humanos, María Elena González.