Desde Ambato despega un globo aerostático para ver a Ecuador desde las alturas
SIERRA CENTRO (E) | La ilusión de ‘tocar el cielo con las manos’ llevó al emprendedor ambateño Christian González, gerente de la compañía Globos Aerostáticos de Papel Seda Ambato (Gloapsa), a adquirir un globo aerostático y realizar vuelos que entregan una mirada diferente a Ecuador desde las alturas y se constituye en un atractivo más para el turismo.
Por: Andes (E)
Ambato (Tungurahua). Un equipo de Andes quiso experimentar la aventura de elevarse en uno de los globos que en el país ofrecen esta modalidad turística para mostrar las bellezas naturales de este enclave geográfico, donde resaltan a la vista los volcanes Tungurahua, Cotopaxi, Chimborazo y los Ilinizas.
Entrevista a Christian González, gerente de Gloapsa
Cierto es que sobrecoge el despegue y la adrenalina se apodera de uno al ver cómo el artefacto se despega de la tierra a rumbo desconocido. Una vez en el aire, la sensación de vivir una experiencia extraordinaria vence a los nervios y automáticamente vienen a la memoria miles de preguntas y orgullo por la especie humana que persistentemente se esforzó para hacer realidad la idea de volar, comenzando por los globos, hasta que se concretó su idea en el avión, al que ha denominado también como el ‘pájaro de hierro’.
Es inenarrable referirse a lo que se siente cuando se puede apreciar desde otro ángulo los macizos de nieve, ver las nubes más cerca y observar a los cultivos perfectamente cuadriculados. La tierra se hace pequeña y la mente vuela también.
“Como visionario y desde niño con el sueño de tocar el cielo con las manos nació esta ilusión de volar. Me llamaba mucho como las cometas, los globos de papel, en fin todo aquello que permitía estar junto a las aves”, aseguró a esta agencia este emprendedor ecuatoriano, que en junio de 2016 implementó esta interesante idea a la que se considera “la cereza del pastel” de un espectáculo que promueve Gloapsa.
Poner a punto el globo para el vuelo demora entre 20 y 25 minutos, en los que los operarios afinan cada detalle para que el viaje, que puede durar una hora dependiendo de las condiciones del clima, sobre todo del viento, porque con fuertes corrientes es imposible elevar el globo. Tampoco se puede utilizarlo bajo la lluvia o neblina.
Entrevista a Ricardo Fuelpaz, piloto del globo
Conocedor de esta práctica, González explicó las circunstancias que deben darse para poder emprender vuelo.
“Por motivos de seguridad y las regulaciones de la dirección de aviación civil de Ecuador se debe volar hacer los vuelos cuando la tierra empieza su actividad térmica, es decir a partir de las 06:00, en ese momento tenemos cero viento, máximo debemos tener 10 km/h de viento para poder volar, más allá de eso tenemos riesgo elevado para poder volar”, señala.
Listo para despegar, los pasajeros, que deben ser máximo dos y el piloto por cuestiones de seguridad, se suben a la canastilla del globo, que tiene una extensión total de 26 metros (solo el globo mide 22 metros de alto) para iniciar el vuelo en el que pueden observar de una forma distinta los paisajes que tiene el país.
Para poder hacer ascender esta ‘aeronave’, cuenta que trajo al país a un piloto español, con más de 2.500 horas de vuelo para que instruya a Ricardo Fuelpaz en la conducción del globo.
“Es una experiencia única que casi nadie tiene ese privilegio en el país”, indicó por su parte Fuelpaz, quien tuvo que pasar cerca de un mes de adiestramiento en todas las condiciones para poder volar.
“Es muy sencillo aprender a volar, porque son cosas muchas de ellas de sentido común, lo único es que hay que saber madrugar para evitar los fuertes vientos”, añadió.
En su misión está también irle informando a sus pasajeros la altura en la que están en cada momento, la cual obtiene a través de un altímetro.
Lo más alto a lo que han llegado han sido los 13.000 pies, una altura que seguramente pone los pelos de punta al más intrépido de los mortales.
Dada la complejidad geográfica y climática del país suramericano, sobre todo en la región andina, la operación en Ecuador es compleja y no se realiza masivamente, por lo que la presencia en Ambato de Gloapsa y su globo en el centro del país hacen más factible que más personas tengan la oportunidad de realizar esta nueva aventura.
González y los operarios realizan dos tipos de vuelos, el cautivo, en el que se amarra el globo a cuatro autos, cada uno por lado y se lo eleva a 30 metros de altura, y el denominado ‘libre’, en el que dependiendo del viento se puede cubrir indistintas distancias.
La operación de globos, sin embargo, debe realizarse en este país andino bajo las Regulaciones de la Dirección de Aviación Civil (RDAC) de Ecuador e igualmente las personas que deseen operarlos, como Ricardo Fulepaz, deberán obtener una licencia de pilotos de globo y tener conocimientos aeronáuticos básicos y de performance del equipo a operar.
“Fue un emprendimiento costoso, pero creo que uno debe alcanzar los sueños y esforzarse por ellos, porque el ser humano tiene que pensar que una sola vida hay y debemos aprovecharla, ponerse metas y hacerlas realidad”, agregó González, quien puede llevar su globo hacia “donde las condiciones se presten y a cualquier ciudad del Ecuador, donde podamos despegar y aterrizar sin ningún inconveniente”.
Además de vuelos turísticos, en los viajes pueden servir para celebrar aniversarios, pedidas de mano, matimonio, cumpleaños, eventos de empresas, publicidad aérea, filmación y fotografía aérea, comerciales, reportajes, entre otras.
Teniendo como testigos a los volcanes del centro andino ecuatoriano, el globo aerostático de Gloapsa aterrizó sin antes dejar maravillados por la majestuosa vista que entregó desde las alturas, casi tocando el cielo con las manos sin ventanas.
Para turistas nacionales y extranjeros esta puede ser también una opción para ver la vida desde otro ángulo y apreciar las riquezas naturales de Ecuador desde las alturas.